La planta de aloe vera es una de las más antiguas conocidas por el hombre. De hecho, los egipcios por ejemplo, ya usaban el gel de esta planta en preparados cosméticos. Sin embargo, fueron los chinos una de las primeras culturas en usarlo como preparado medicinal. En cualquiera de los casos, sus propiedades son bien conocidas desde hace siglos y sus usos muy variados.

Hoy en día en Occidente se conoce fundamentalmente por su uso dermatológico. El aloe, tanto en crema como en gel, actúa como antiséptico y regenerador de la piel. Se usa sobre todo para tratar quemaduras e irritaciones de la dermis.

Por otro lado, también actúa como activador del sistema inmunitario. En zumo, por ejemplo, es uno de los mejores aliados para tratar la acidez de estómago o la gastritritis porque es rico en enzimas digestivas, vitaminas y aminoácidos lo que le provee de propiedades desintoxicantes y depurativas del organismo además de ayudar a la regeneración de los tejidos internos. También contiene muchos minerales como el calcio, el magnesio, el hierro, el cromo y el zinc.

Otra de sus propiedades es como regulador del tránsito intestinal porque es laxante, eso sí, muy suave. Aunque es verdad que ciertas variedades como el aloe ferox, producen una sustancia marron llamada acíbar que es la que le confiere esta propiedad laxante, pero más intensa.

Aunque la información presentada puede servir de orientación, en ningún caso debe ser considerado como prescripción o recomendación para ninguna enfermedad. CONSULTE SIEMPRE A SU MÉDICO DE CONFIANZA.