Los aceites esenciales se obtienen a través de un cuidadoso proceso por el cual se exprime la planta hasta extraer sus propiedades medicinales. El resultado es una sustancia oleaginosa muy concentrada y pura. Por supuesto, deben ser aceites biológicos, porque ¿qué sentido tendría cuidarnos con estos aceites si luego andan contaminados con pesticidas u otras sustancias químicas que inevitablemente han absorbido las plantas de las que proceden? Aquí os enumeramos los más conocidos y os explicamos qué usos tienen.

 

 

Anís estrellado: como la planta en infusión, su uso más común es el de aliviar los gases y las digestiones pesadas por su propiedad carminativa. Sin embargo, también es un potente antiséptico y expectorante. En alimentación se usa para endulzar postres pero la aromaterapia combate la ansiedad con esta esencia.

Salvia: Aunque es muy eficaz para las afecciones de garganta, se usa sobre todo para combatir los problemas derivados de la menopausia, los sofocos concretamente.

Árbol de té: Es un potente antiséptico y antibacteriano. Por este motivo, su uso está directamente relacionado con algún aspecto de la higiene y la desinfección. Por ejemplo, el acné, el mal olor que puede provocar el sudor o eliminar los hongos de las uñas. Y, por supuesto, este aceite esencial es el rey de la casa en donde conviven los más pequeños porque combate los piojos y ahuyenta los mosquitos. Todo un aliado en nuestro botiquín casero.

Tomillo: es junto con el romero, las estrellas del constipado. Sin embargo, en aceite esencial se suele utilizar más para aromatizar las comidas en donde usaríamos estas plantas a modo de especia. Tienen la virtud además de potenciar la energía y la vitalidad.

Menta: Su propiedad principal es la expectorante, ya que junto con el eucalipto tienen la capacidad de abrir las vías respiratorias y proporcionar frescor al ambiente. Por este motivo se puede usar para hacer vahos o en humidificadores, cuando estamos constipados.

Naranja y limón: los olores cítricos siempre gozan de gran popularidad. Su uso culinario está muy extendido pero la vertiente terapéutica es más desconocida. Así la naranja nos ayuda a relajarnos y el limón hace lo contrario, nos aporta vitalidad y energía, aunque también por su efecto astringente se aplica sobre pieles grasas o picaduras de mosquitos.

Lavanda: es una de las plantas más conocidas y más apreciadas por su fragancia. Se usa sobre todo como relajante de la mente, tanto en masajes corporales como en aromaterapia. También es conocido su uso antiparasitario combatiendo los piojos.

Eucalipto y pino: al igual que la menta, estos dos aceites se usan como expectorantes. Aunque quizá estas dos sean más potentes y específicas. También como purificantes del ambiente.

Como véis los aceites esenciales pueden usarse de muchas maneras, ya sea en la comida, en difusor o incluso en el baño, simplemente debéis encontrar el modo que más se ajuste a vuestras necesidades en cada momento.

 

 

Aunque la información presentada puede servir de orientación, en ningún caso debe ser considerado como prescripción o recomendación para ninguna enfermedad. CONSULTE SIEMPRE A SU MÉDICO DE CONFIANZA.